Educación Financiera avanzada

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Educación Financiera avanzada

La materia prima en el negocio del trading o la inversión es el dinero, y por tanto se hace necesario empezar con los conocimientos más básicos sobre la educación financiera.

A no ser que te hayan educado en un entorno en el que no había problemas económicos, lo más probable es que nunca te hayan enseñado educación financiera en tu familia. Generalmente, la ignorancia financiera se transmite de generación en generación. Y es algo normal, si tus padres no tenían un método para gestionar las finanzas, es obvio que no te pudieran transmitir ningún conocimiento al respecto. En ocasiones se trata incluso de un tema tabú.

Especial mención a este respecto tiene el sistema educativo. Resulta tremendamente asombroso que una materia como las finanzas personales, que puede condicionar la vida adulta de una persona, no se enseñe en ningún eslabón de la cadena educativa. Puedes acabar una formación profesional especializado en algún campo y no tener ni idea acerca de cómo administrar el dinero. Curioso.

Es por ello que esta primera parte del libro va a tratar sobre los cimientos necesarios acerca del dinero. Esta información probablemente te de una nueva perspectiva y te ponga en una posición mucho más ventajosa para la toma de decisiones en tu día a día, lo cual te llevará a una mejora de la situación financiera.

Con respecto al dinero en sí, resulta llamativo cómo mucha gente lo desprecia y le quita valor. Está claro que no hay que volverse loco con el dinero, pero a éste hay que respetarlo y reconocerlo como lo que es: un medio que nos permitirá alcanzar nuestros objetivos fundamentales. Mi punto de vista es que no se trata de ganar dinero por el simple hecho de acumular riqueza, sino de construir un pequeño patrimonio con el que poder tener una buena calidad de vida y cierta tranquilidad financiera.

Este artículo es un extracto de mi libro:

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Conceptos básicos sobre educación financiera

Entrena tu mente

Mucha gente piensa que el colegio, la escuela o la universidad es el final del camino del aprendizaje, pero la realidad es que es el comienzo. Como acabamos de ver, lo raro es que comiences tu etapa adulta con un conocimiento sobre finanzas personales que te permita tomar buenas decisiones a lo largo de tu vida. Es por ello que es tu responsabilidad ser consciente de ello y formarte al respecto.

No hay verdad más absoluta que todo lo que guarda tu cerebro determina lo que tienes entre tus manos. 

Si no estás satisfecho con tu realidad económica, debes saber que ésta es un simple reflejo de lo que hay en tu mente, de tu capacitación, de tus habilidades. Si no tienes una buena salud financiera deberías valorar la posibilidad de cambiar alguno de tus hábitos. Si quieres cambiar tus resultados deberás cambiar primero las creencias y hábitos que te llevan a ellos. Si sigues haciendo lo mismo que hasta ahora, seguirás teniendo los mismos resultados.

Si crees que una inversión es difícil o arriesgada, no necesariamente debe ser así; puede que simplemente tú lo veas así porque no tienes el conocimiento necesario para evaluarla adecuadamente. La falta de información y conocimiento te hace ignorante, y es por ello que tienes que invertir en educación, en aprendizaje sobre inversión y en inteligencia financiera. 

Cuanta mayor inteligencia financiera adquieras, más fácil te será reconocer buenos acuerdos, o convertir un mal acuerdo en uno bueno. Como bien dice Robert Kiyosaki, las grandes oportunidades no se ven con los ojos, se ven con la mente. Adquiere todo el conocimiento que puedas y trabaja con tu mente en vez de con tu cuerpo.

Activos y pasivos

Los activos y pasivos forman parte del balance; un estado contable de naturaleza patrimonial que nos informa acerca de lo que tenemos y debemos.

Es la dirección del flujo de efectivo lo que determina que algo sea un activo o un pasivo en ese momento:

  • Activos. Productos que ponen dinero en tu bolsillo y/o que se revaloricen.
  • Pasivos. Productos que sacan dinero de tu bolsillo y/o que se deprecie en valor. Incluye todos los gastos y las deudas a las que tenemos obligación de hacer frente.

Tipos de activos

  • Instrumentos Financieros. Acciones, fondos de inversión, bonos o cualquier otro activo que tenga la capacidad de revalorizarse o nos proporcione dividendos.
  • Bienes inmuebles. Viviendas, garajes, naves, locales, etc. para alquilar o vender.
  • Negocios. Ya sea teniendo participaciones, emprendiendo, a través de franquicias o mediante cualquier otra fórmula ligada a este modelo de producir bienes y servicios.
  • Propiedad intelectual. Patentes, producciones artísticas y literarias y en general cualquier activo del que poseamos los derechos de autor y que nos proporcione regalías.
  • Lujo. Obras de arte, coleccionismo, metales preciosos y piezas que tengan la capacidad de mantener su valor con el paso del tiempo y mercado donde comercializarlo.

El patrimonio neto es la diferencia entre nuestros activos y pasivos. Se trata del indicador más fiable para conocer nuestra salud financiera en un momento determinado.

Paga los pasivos con los activos 

La fórmula que te permitirá alcanzar la ansiada libertad financiera trata de que tus ingresos pasivos sean capaces de pagar tus gastos. Si quieres adquirir algún pasivo, ya sea por capricho o necesidad, céntrate primero en aumentar tus  activos para que sean estos los que hagan frente a ese nuevo cargo con el flujo de efectivo que generen.

Es una manera muy buena para forzarnos a buscar continuamente nuevas oportunidades y vías para mejorar nuestros ingresos.

¿Quieres comprarte un móvil nuevo? Pues encuentra la manera de que puedas comprarlo sin utilizar tu capital actual. Reinvéntate y crea un nuevo activo que se encargue de pagar ese nuevo gasto. Ya sea que tengas que echar horas extras en tu trabajo, hacer un nuevo proyecto, encontrar nuevos clientes o mejorar alguna condición contractual. La idea es que este gasto no suponga un déficit en tu economía actual.

La libertad financiera la alcanzas cuando tu patrimonio supera los gastos que vas a tener durante toda tu vida. La tranquilidad financiera aparece cuando tus gastos se van pagando con tus ingresos pasivos.

Crédito e Interés

El crédito simplemente se basa en pedir prestado para adelantar el consumo al presente y atrasar el pago. En esta operación financiera intervienen dos agentes: el acreedor o prestamista, que es quien presta el dinero; y el deudor o prestatario, que es quien debe el dinero en un tiempo definido.

El uso de crédito no es necesariamente malo si se sabe cómo. Por ejemplo, puedes utilizar una tarjeta de crédito y no pagar ningún tipo de interés siempre y cuando configures tu proceso de pago como pago total a final de mes.

Esto es algo muy importante que muchos pueden pasar por alto y que puede determinar en gran medida tu estabilidad financiera. Hay que tener en cuenta que arrastrar intereses de un mes para el siguiente generará un crecimiento exponencial en esa deuda, ya que ésta se irá actualizando cada mes sobre el saldo inicial más los intereses que se hayan acumulado de cada mes.

Otra forma de uso eficiente del crédito es destinarlo a la compra de un activo que lo convierta en deuda buena. Trataremos el concepto de deuda buenas a continuación.

Es importante saber que el crédito está sujeto al tipo de interés, que no es más que el precio del dinero; el porcentaje que te van a cobrar por la cantidad que te han prestado.

Se podría ahondar mucho sobre el tipo de interés, pero sin duda lo más importante es saber que éste nos afecta directamente y que por tanto es un elemento que debemos tener muy en cuenta a la hora de valorar un crédito.

Desde un punto de vista teórico es interesante tener claro que:

  • Una subida de tipos de interés penaliza el consumo presente porque utilizar el dinero (consumir/endeudarse) es más caro, y por tanto se favorece el ahorro y el consumo futuro.
  • Una bajada de tipos de interés aumenta el consumo presente incentivando el endeudamiento y penalizando el ahorro y el consumo futuro

Deuda buena y mala

La deuda es la cantidad prestada más los intereses que el deudor tiene la obligación de devolver.

Dentro del ámbito que nos interesa de las finanzas personales podemos calificar la deuda en dos tipos: buena y mala.

La deuda mala es aquella cuyo préstamo se ha destinado para la compra de pasivos, generalmente para consumo por impulso y sin necesidad (compra de un teléfono móvil); mientras que la clasificada como deuda buena incluye las compras de activos que nos van a reportar un flujo de efectivo (compra de una vivienda para alquilar y obtener rentas, o compra de acciones y obtener dividendos), ya sea de manera inmediata o en el futuro.

No se trata de no comprar, sino de evitar la compra impulsiva que nos pueda repercutir con altos pagos de intereses en el futuro. Si tiene que comprar algo, hágalo pero en efectivo, de esta manera evitará pagar más sin necesidad.

Aunque la deuda buena también incurre en el pago de intereses, la rentabilidad que nos ofrece es mayor a sus costes. Antes de valorar la compra de algún activo con deuda buena hay que tener en cuenta que ésta sigue teniendo unos riesgos asociados que hay que evaluar detenidamente. Por el simple hecho de que la ecuación financiera de esa compra sea positiva no quiere decir que esté libre de riesgos.

La diferencia de base es que la compra financiada con deuda mala simplemente va a repercutir en su estado financiero mediante una salida de dinero; mientras que la compra financiada con deuda buena va a generar un retorno que le pagarán los intereses y si ha hecho un buen negocio, incluso podrá tener superávit con ese movimiento.

Un consejo para mantener bajo tu nivel de deuda es asumir como filosofía que si no puedes hacerte cargo de un gasto sin hacer uso del crédito, mejor no comprarlo. Si tienes que recurrir a la deuda para comprarte un móvil, una televisión o cualquier otro producto o servicio, lo más probable es que financieramente hablando no tengas la capacidad para asumir esa compra, y puede que lo más sensato sea posponerla hasta que puedas asumirla al contado.

Si decides endeudarte, es importante que el porcentaje no sobrepase del 30-35% del total de tus ingresos. Esos porcentajes incluirían los dos tipos de deudas comentadas. El porcentaje recomendado para destinar a deuda mala es cero; pero en caso de que sea de imperiosa necesidad acudir a ella, este tipo de deuda no debería sobrepasar del 10 al 20%. 

Si no manejas bien estos porcentajes, siempre podemos acudir al sentido común: endéudese sólo hasta donde le permita dormir tranquilo. Asuma sólo un endeudamiento teniendo presente el peor escenario: que en caso de que pierda el flujo que le va a retornar esa inversión siga estando en posición de hacerse cargo del pago de la deuda con su fuente de ingresos principal. Por ejemplo, si se endeuda para comprar un inmueble que posteriormente va a alquilar, debe tener la capacidad de hacerse cargo de esa hipoteca en caso de que el inquilino deje de pagar el alquiler.

La inversión más rentable y con menos riesgo que existe es simplemente pagar todas las deudas con alto interés que se tenga. Se trata del movimiento financiero más inteligente, una operación libre de riesgo que nos puede otorgar una alta rentabilidad.

Inflación

La Inflación es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios que no se limita a determinados artículos.

Refleja una disminución del poder adquisitivo como consecuencia de la impresión continua de nueva moneda. Es decir, que cada vez que se imprime nuevo dinero, éste resta valor al que ya había en circulación haciendo que un mismo producto cueste más a lo largo del tiempo, o lo que es lo mismo, que cada vez se puede comprar menos con la misma cantidad de dinero.

Una medida de estimación de la inflación es el IPC (Índice de Precios de Consumo), una cesta compuesta por todos los bienes y servicios que consumen las familias, incluidos:

  • Artículos de consumo diario (como los alimentos, el periódico o la gasolina).
  • Bienes de consumo duradero (como las prendas de vestir, los ordenadores o las lavadoras).
  • Servicios (como la peluquería, los seguros o el alquiler de vivienda).

La inflación per se no es mala siempre y cuando los precios de los salarios suban e igual proporción que los precios de los bienes y servicios. Esta es la única manera de que el poder adquisitivo se mantenga va estable. Pero esto no siempre sucede así. De hecho los Bancos Centrales tratan que siempre haya algo de inflación con el objetivo del progreso económico y para evitar la deflación. La deflación es la bajada de los precios, lo cual puede ralentizar el consumo y el crecimiento económico.

Impuestos directos e indirectos

Los impuestos son prestaciones dinerarias que los ciudadanos están obligados por ley a pagar a los gobiernos sin obtener una contraprestación específica y nominal con el objetivo de costear el estado de bienestar.

Los impuestos se clasifican en

Directos

Se aplican sobre el patrimonio y la renta del individuo:

  • Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.
  • Impuesto sobre la Renta de no Residentes.
  • Impuesto sobre Sociedades.
  • Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.
  • Impuesto sobre el Patrimonio.
  • Impuesto sobre Bienes Inmuebles.
  • Impuesto sobre Actividades Económicas.
  • Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica.
  • Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana.

Indirectos

Se aplican sobre la utilización de esa riqueza; sobre el consumo y transmisión:

  • IVA o Impuesto sobre el Valor Añadido.
  • Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
  • Impuestos especiales. Estos impuestos solamente los pagan las personas que compran o consumen determinados bienes:
  • Alcohol y bebidas alcohólicas
  • Hidrocarburos
  • Tabaco
  • Matriculación de medios de transporte
  • Renta de Aduanas 

Además de los citados, cada ayuntamiento, provincia o comunidad autónoma tienen asimismo capacidad para establecer impuestos y otros tributos.

Todo esto se traduce en que la mayor parte de los gastos de una persona tiene que ver con los impuestos que paga. En España, por ejemplo, el ciudadano medio paga el 50% de sus ingresos en concepto de impuestos tanto directos como indirectos. Esto es literalmente trabajar la mitad del año para pagar impuestos. Puedes hacer tú mismo las cuentas si no lo crees.

El problema de los impuestos no son los impuestos en sí, sino la dedicación que se hacen de ellos. No se trata de no pagar impuestos ya que obviamente son necesarios y todos nos beneficiamos de ello; el dilema se presenta por el pésimo e ineficaz uso que se hace al respecto, siendo conocidos por todos alarmantes casos de malversación de fondos públicos. Hago referencia a España ya que es el país de mi residencia pero si vives en otro sitio seguro que en tu país también habéis tenido bochornosos y similares casos protagonizados por nuestros queridos políticos.

Habla con especialistas para reducir o minimizar el impacto de los impuestos. Cuando se trata de adquirir un bien o servicio es importante tener en cuenta la perspectiva fiscal antes de tomar cualquier decisión comparando todas las alternativas posibles.

Interés simple y compuesto

El interés compuesto sucede cuando se suman los resultados de una inversión al capital inicial y juntos vuelven a rendir nuevos intereses. El capital inicial crece continuamente ya que se le suman y reinvierten de forma inmediata los intereses generados.

Por el contrario, en el interés simple no se acumulan los intereses generados al capital inicial para el cálculo de nuevos intereses en el siguiente período ya que este no varía. Por tanto el interés que se obtiene en cada periodo es siempre el mismo.

Ejemplo para diferenciar interés simple y compuesto: Imagina que inviertes 10000€ a 20 años al 10%. Dependiendo del tipo de interés el resultado varía considerablemente:

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Ahora entenderás por qué mucha gente hace referencia al interés compuesto como la octava maravilla del mundo o como la fuerza más poderosa del universo gracias a su capacidad para multiplicar exponencialmente el capital.

Ingresos

Los ingresos y gastos forman parte de la cuenta de resultados, nos informan acerca de dónde y cuánto estamos ingresando y destinando nuestros fondos; así como de si tenemos beneficios (capacidad de ahorro) o pérdidas (endeudamiento).

Los ingresos es el origen de todo. Es imposible que podamos ahorrar en primera instancia e invertir posteriormente sin tener algún tipo de trabajo u ocupación que nos permita una entrada de dinero.

Nuestra capacidad de ingreso es la piedra angular y determinará en gran medida nuestro futuro financiero.

A este respecto, me parece de vital importancia trabajar de manera continua en la generación de nuevas fuentes de ingresos. Independientemente de que tus ingresos sea significativos, ¿Qué pasaría si esa fuente de ingresos desapareciera? Creo firmemente que depender económicamente de una única fuente de ingresos es la peor estrategia posible. Hasta el trabajo que parece más seguro puede un día desaparecer por puros problemas económicos, legales o judiciales. Es importante ser conscientes de esto, sobre todo hoy en día donde vivimos en un mundo globalizado y con avances tecnológicos que suceden a la velocidad de la luz pudiendo poner en jaque nuestra ocupación actual.

Ingresos activos y pasivos

Básicamente podemos diferenciar dos tipos de ingresos dependiendo de la dedicación temporal que nos requiera para su obtención: ingresos activos y pasivos.

Ingresos activo

Son aquellos cuya entrada de dinero requieren un esfuerzo directo en la ejecución de una tarea. El ingreso activo más común son los salarios remunerados en el que el trabajador recibe una nómina a cambio de una dedicación de esfuerzo y tiempo.

Los ingresos activos tienen una gran desventaja y es que están limitados. Si cambias dinero por tiempo, tus ingresos estarán limitados al tiempo que puedas dedicar en la realización de la tarea en cuestión. Y en caso de que no trabajes, no ingresas. De ahí que no sean el mejor tipo de ingreso.

Ingresos pasivos

Son aquellos que no requieren una dedicación exclusiva para su obtención. No requieren que cambies tu tiempo por dinero. Necesitan de una dedicación inicial con motivo de su creación o compra, pero una vez finalizada esta parte la dedicación posterior es minima, si acaso al objeto de monitorizar y optimizar el producto o servicio.

Los ingresos pasivos son ilimitados, recurrentes y escalables. Ilimitados porque no intercambias tiempo por dinero, este tipo de ingresos se siguen generando independientemente de lo que tu hagas, incluso mientras duermes. Si cobras regalías por la venta de un infoproducto, éste puede venderse de forma automática a través de internet sin necesidad de tu presencia; y gracias a la tecnología y globalización puedes venderlo por todo el mundo con la misma infraestructura, esta es la definición de escalabilidad. Por último, también son recurrentes ya que puedes vender un servicio mediante una suscripción periódica la cual te proporcionará ingresos constantes y de forma repetida una y otra vez mientras tus clientes mantengan el pago por suscripción.

Algunos ejemplos de ingresos pasivos:

  • Renta por alquiler de bienes inmuebles.
  • Regalías por derechos de propiedad intelectual.
  • Dividendos por acciones.
  • Ingresos por venta de bienes y servicios online.
  • Comisiones por referencias. Marketing de afiliados.
  • Negocios multinivel.
  • Publicidad alojada en página web, Youtube, Twitch, etc.

Guía para crear tu fuente de ingresos pasivos

Todo comienza con identificar tu pasión, aquello que te gusta y que harías aunque no te pagaran. Este es el eterno problema que encara la mayoría de la gente y es que nunca se pararon a pensar en qué les gusta hacer realmente. Y no me refiero a ver la televisión o estar con los amigos, que también, sino a algo que tenga salida profesional. Te puedo dar una pista y tiene que ver con aquello que naturalmente se te da bien hacer.

En mi caso, por ejemplo, me apasiona el mundo del trading y la inversión, y esto me llevó a estudiar incalculables horas toda la información que pasaba por mis manos, incluso llegué a leer y resumir libros en inglés y eso que cuando empecé no tenía el suficiente control del idioma. Este es un ejemplo muy bueno y es que cuando te apasiona algo, haces lo que sea necesario; y en mi caso fue tener que aprender inglés sobre la marcha para poder estudiar los libros que no estaban en castellano. Lo hacía, y me requería un esfuerzo terrible, pero la satisfacción era superior. Era la pasión lo que me permitía seguir haciéndolo. Este es el nivel de compromiso que debemos alcanzar con aquello que nos propongamos.

El objetivo una vez identificada tu pasión es convertirse en referencia de eso que amas hacer. Estudiar todos los recursos que haya disponibles, hacer tus propias investigaciones y llegar a ser una autoridad en la materia. Tienes que querer ser el mejor.

Cuando estés totalmente especializado llega el momento de comenzar a monetizar. Sea lo que sea el producto o servicio que vayas a comercializar, debe resolver un problema, aquello que motivará a la gente a comprarlo. Si ofreces el suficiente valor, el dinero llegará. Y cuanto más ayudes (cuanto mayor sea el problema que resuelves) y a más gente ayudes (cuanto mayor alcance tengas), más dinero te llegará.

Siguiendo con mi ejemplo, decidí convertirme en el mejor analista técnico especializado en la Metodología Wyckoff. Más allá de si se ha conseguido o no, toda esa dedicación me ha puesto en disposición de ser considerado dentro de la comunidad como una referencia en la materia, lo que me permitió en cierto modo ser creador de opinión. Gracias a esto he podido escribir estos libros y es que hay gente, como tú, que les interesa lo que digo (aprovecho para enviarte mi agradecimiento por estar ahí). Libros que me proporcionan regalías por derechos de propiedad intelectual en cada venta. Ahí tienes un ejemplo de cómo yo construí un activo que me genera ingresos pasivos.

Las opciones son infinitas, todo depende en primer lugar de cuál es esa pasión que vas a tratar de monetizar en el futuro. Mi consejo es que no te centres primero en el producto o servicio y en segundo lugar en especializarte; sino que te especialices en aquello que te apasiona y después crees el activo. Es la única manera de que la calidad del mismo sea excelente.

Gastos

Los gastos incluye cualquier compra de productos o servicios que no pueda tratarse como inversión. Son salidas de dinero que no se pueden recuperar.

A grandes rasgos, los gastos los podemos diferenciar entre buenos o malos dependiendo de para qué se utilicen; y en una escala menor podemos diferenciarlos entre gastos fijos, variables y superfluos en base a la naturaleza de la compra.

Gastos buenos y malos

Aquí podemos incluir exactamente el mismo contenido que vimos con respecto a los dos tipos de deuda: buena y mala.

En esencia el gasto bueno es aquel gasto que va dirigido a la compra de activos que nos van a proporcionar un rendimiento futuro, así como a la compra de cualquier producto o servicio que nos va a mejorar en algún aspecto y del cual vamos a obtener algún beneficio aunque no sea necesariamente económico, como puede ser el gasto en formación, libros, cursos, herramientas para mejorar nuestro negocio, mejora de la salud, etc.

Por otro lado, los gastos malos son aquellos que van destinados para la compra de bienes y servicios que no nos aportan una mejora y sobre los que no se obtiene ningún tipo de rendimiento. Son gastos que no se recuperan de ninguna manera y que tienen en la mayoría de casos naturaleza emocional, impulsiva, como por ejemplo la compra de un teléfono móvil por el simple hecho de cambiarlo o jugar a la lotería; y en definitiva gastos para comprar cosas que no necesitamos.

Gastos fijos, variables y superfluos

Los gastos fijos abarcan todas aquellas salidas de dinero que tienen como destino el pago por productos o servicios que se requieren de manera obligatoria y constante cada mes y sobre los que tenemos muy poco margen para su modificación, como pueden ser el alquiler/hipoteca, suministros (agua, luz, teléfono, internet), comisiones y gastos asociados (comunidad, impuestos) etc.

Los gastos variables son aquellos sobre los que tenemos cierto margen de modificación y decisión, pero que en general siguen siendo necesarios para nuestro día a día, como pueden ser los gastos en comida, formación (libros, cursos), ropa, transporte, hogar, farmacia, etc.

Por último encontramos los gastos superfluos. Aquí podemos incorporar todos aquellos que están basados más en el deseo que en la necesidad. Ejemplos sería los gastos en regalos, eventos, viajes, restaurantes, etc. Los gastos malos suelen caer en esta categoría, pero no necesariamente todos los gastos superfluos son gastos malos. Habría que ver qué le aporta el gasto en cuestión a la persona. Las experiencias vividas por el disfrute de viajes o asistencia a eventos podría catalogarse como gasto malo pero en realidad están aportando un intangible que puede ser muy valioso.

Ahorro

El ahorro es el primer paso para la inversión. Lo importante no es cuánto dinero ganas, sino cuánto dinero guardas. La riqueza es lo que acumulas, no lo que gastas. 

Ahorrar es más una cuestión de hábito que una cuestión monetaria. Es más importante cultivar el hábito de ahorro que la cantidad que ingresamos (a no ser que tengas unos ingresos extremadamente bajos, en cuyo caso habría que centrarse en aumentarlos).

Un consejo muy extendido y útil en este apartado es el de pagarse a uno mismo primero. Se trata de, una vez recibido los ingresos, dedicar automáticamente un porcentaje al ahorro y con el resto hacer frente al resto de obligaciones: pago de deudas y gastos ordinales.

Hacerlo a la inversa y ahorrar después de pagar las deudas y gastos suele ser una mala estrategia porque generalmente nunca sobra o las cantidades son muy bajas para lo que podría ser.

Otro consejo es el de posponer compras para valorar si realmente es necesaria. Muchas veces nos pensamos que necesitamos algún bien y lo compramos directamente para, con el tiempo, darnos cuenta de que realmente no eran tan necesario y acabar guardado en algún sitio sin apenas uso. Aplicar la simple estrategia de posponer durante unos días o semanas ese desembolso seguro que te hace desechar alguna compra que resulta innecesaria y que está basada más en un impulso consumista que en una necesidad.

Para ahorrar sólo hay dos métodos: reducir gastos o aumentar ingresos. Lo ideal es trabajar sobre ambas. A continuación propondré algunos ejemplos prácticos que te pueden orientar en dichas materias:

Cómo reducir gastos

Una de las partes de la ecuación para favorecer el ahorro y la inversión se centra en la reducción de los gastos.

Para ello, la estrategia que mayor impacto tendrá en tu salud financiera es asumir un estilo de vida frugal.

La frugalidad es clave para la creación de riqueza. Consiste en tener un estilo de vida por debajo de tus posibilidades. Y esto no quiere decir que haya que caer en ser un avaro y mal vivir; más bien tiene que ver con hacer un uso eficaz de los recursos económicos: que si necesitas un coche, te compres un buen coche, pero no el mejor, ni uno que sabes que no puedes asumir económicamente. Y así con todo.

Obviamente cada apartado de tu vida te presentará distingos grados de satisfacción y puede que decidas ser más ahorrador en unas cosas que en otras. Lo importante es tener siempre presente la premisa de no malgastar el dinero.

Otra manera de reducir gastos tiene que ver con la eliminación de todo tipo de comisiones innecesarias así como gastos susceptibles de ser reducidos como cuotas telefónicas, gimnasio, seguros y demás suscripciones. Pide ofertas para que te rebajen las cuotas o llama a la competencia en búsqueda de mejores precios.

Darle una vuelta a estas obligaciones y ponerlas en orden te permitirá hacer una transferencia silenciosa de dinero que a la larga significara una importante cuantía.

Elabora una lista con los gastos que tuviste el año pasado, identifica los más importantes y pregúntate cómo podrías reducirlos. Una forma de gastar menos es comprar a contracorriente, artículos fuera de temporada, pues es ahí donde normalmente se encuentran buenas ofertas. Por ejemplo, comprar ropa de invierno en verano y viceversa. Comprar en outlets o incluso productos de segunda mano también son medidas que habría que valorar.

Pagar en efectivo o a débito también suele ser una manera efectiva de reducir los gastos. Y compra productos de calidad, pues a la larga suele salir más barato que comprar productos más caros pero de peor calidad.

Otra manera en que podemos ahorrar es mediante las ayudas y deducciones impositivas. Hay estudios que afirman que dejamos de ingresar una cantidad de dinero relevante simplemente por la no solicitud de deducciones que nos corresponden. Por un lado tenemos los descuentos generales como estudiante, familia numerosa o de pertenencia a alguna organización privada. Pero además, contamos con la posibilidad de ser beneficiarios de alguna ayuda a la hora de hacer la declaración de la renta; así como otros beneficios fiscales para el caso de autónomos o empresarios.

Es aconsejable invertir una pequeña cantidad de tiempo en la investigación de este apartado o incluso puede llegar a ser recomendable acudir a algún asesor financiero y fiscal que pueda implementar dicha labor con las mejores garantías.

Cómo aumentar ingresos

Es la otra parte de la ecuación para el ahorro. Para muchos, más importante incluso que la reducción de gastos.

Como ya se comentó más arriba, tener una única fuente de ingresos puede ser verdaderamente arriesgado, ya seas funcionario, empleado, autónomo o empresario. 

Lo primero que puedes hacer es, si cabe la posibilidad, pedir una mejora salarial en caso de que estés empleado por cuenta ajena. Muchas veces nosotros mismos limitamos nuestros ingresos por no pedir aumentos, aumentos que en muchos casos nuestros jefes probablemente no pondrían impedimento en aceptar. Si eres trabajador por cuenta propia también podrías implementar esta estrategia volviendo a negociar con tus clientes unas nuevas condiciones económicas para vuestro acuerdo. Si ambas partes estáis satisfechas, no debería suponer ningún problema el planteamiento.

Otra manera de explotar esa habilidad que tienes y por la que recibes tu salario sería trabajar también en pequeños proyectos como freelance. Pon tu talento al servicio de los demás y sirve a tantas personas como puedas. Si te dedicas a una actividad muy demandada posiblemente puedas ofrecer tus servicios como trabajador independiente y obtener ingresos extras sin tener que mejorar tu capacitación.

En general, independientemente de si estás trabajando o no, lo ideal es dedicarse a algo que te apasione. Suena utópico pero éste debería ser tu objetivo para alcanzar un alto grado de plenitud laboral e ingresos.

Puede que hayas leído esta frase multitud de veces y que incluso te provoque cierto recelo, pero es una verdad absoluta que si identificas tu pasión y logras monetizarla te puede poner en una posición muy ventajosa económicamente.

Fondo de emergencia

Se trata de guardar dinero para tener la capacidad de superar un evento inesperado que requiera de capital sin tener que solicitar un crédito o de deshacernos de manera anticipada de alguna inversión.

Lo más importante con respecto al fondo de emergencia es tener claro qué sí y qué no es una emergencia. Este capital única y exclusivamente debería estar disponible para afrontar averías, problemas de salud, pérdida del trabajo y otros imprevistos de igual categoría.

Este fondo no es una hucha de ahorro con el que pagar vacaciones, regalos o cualquier tipo de compra impulsiva. Para estos fines debería crearse una cuenta a parte una vez dispongamos del fondo de emergencia.

Como norma general se suele recomendar tener una previsión de al menos 6 meses de ingresos normales. Este factor dependerá de cada persona, lo importante es que la cantidad se adecúe a la situación ya que el objetivo es que dicho fondo tenga la capacidad de solventar prácticamente todos los grandes imprevistos financieros.

Este dinero se puede almacenar de distinta forma: En cuentas de ahorro, depósitos o fondos. El único requisito es que la liquidez sea inmediata; es decir, que se pueda disponer del dinero rápidamente.

Puede que pienses que tener parado este dinero no es la mejor opción y es que debido a la inflación poco a poco irá perdiendo valor, además de incurrir en un coste de oportunidad al no destinarlo en alguna inversión más rentable. Pero hay que tener clara la naturaleza de este fondo, y el objetivo no es para nada buscar la rentabilidad; sino la tranquilidad financiera que nos proporciona saber que tenemos cierto resguardo económico con disponibilidad inmediata.

Análisis contable

Una tarea fundamental para protegerse y permitirle tomar mejores decisiones es ser consciente de la situación actual. Y para ello no hay mejor manera que llevar un registro de sus estados financieros.

Tanto el balance (activos-pasivos) como la cuenta de resultados (ingresos-gastos) son estados contables que nos proporcionan una imagen fiel de nuestra situación económica y que nos ayuda a la hora de tomar mejores decisiones.

Son conceptos que se utilizan dentro del ámbito profesional para el análisis y valoración de empresas; pero que nos es de tremenda ayuda para un uso personal, ya que los principios en los que se basa son totalmente aplicables para el análisis de nuestra economía personal.

No te cuentes mentiras, sé objetivo en tus análisis porque es la única manera de conocer tu situación financiera actual y poder elaborar un plan con el que lograr tus metas. El objetivo es conocer de donde provienen los ingresos y gastos; así como cuánto se ahorra y se invierte

Debes saber exactamente cuánto gastas en cada una de las categorías de productos y servicios. Sin tal conocimiento, es difícil controlar tus gastos. Si no puedes controlar tus gastos, es improbable que puedas ahorrar en primer lugar e invertir posteriormente.

Como digo, la mejor manera de llevar a cabo esta tarea es analizando contablemente su economía como si fuera una empresa. Puedes utilizar algún software específico de gestión del patrimonio, aunque con una simple hoja de excel será más que suficiente.

A continuación se presenta unos modelos base con los que comenzar a implementar esta tarea. Vamos a diferenciar dos grandes apartados: por un lado la cuenta de resultado donde anotaremos todos los ingresos y gastos; y por otro lado el balance, que incluirá los activos y pasivos.

aumentar ingresos pasivos

Cuanto más detallada sea la lista, mayor verdad nos contaremos a nosotros mismos sobre la naturaleza de nuestra economía. A la hora de cumplimentar el apartado de Activos dentro del Balance podemos incorporar todo aquel bien que poseamos y que tenga valor, tratando de hacer una estimación objetiva de cuál podría ser su precio de venta hoy, el precio de compra no importa. Por ejemplo, el automóvil no es propiamente un activo ya que no mete dinero en nuestro bolsillo, de hecho es un pasivo al requerir eventualmente ciertos gastos de mantenimiento; pero en caso de venderlo tendría un valor residual y éste sería lo que deberíamos incorporar en la lista. Lo podríamos hacer con cada uno de los bienes que tenemos aunque lo sensato sería tener en cuenta sólo los de mayor importancia económica.

como reducir gastos

De esta manera podremos analizar de forma muy rápida y visual cómo estamos usando nuestro dinero, donde se está dedicando la mayor parte de los gastos y qué porcentaje de los ingresos se está ahorrando.

Llevar al día el análisis contable no supone un gran esfuerzo y nos otorga una gran ventaja al conocer de forma precisa el estado de las cuentas. Gracias a esta información podremos detectar posibles fugas que boicotean nuestra salud financiera y eliminarlas con celeridad. Actualiza tu contabilidad una vez al mes, el mismo día a poder ser.

El presupuesto

El presupuesto es una relación previa que puede tener distintos caracteres temporales (anual, mensual) con el que tratamos de estimar los ingresos que tendremos y elaborar la asignación que haremos de ellos como gastos, ahorro e inversión.

Para su elaboración es necesario conocer cuántos ingresos y gastos tenemos, así como los objetivos que nos hemos propuesto ya que esto condicionará la distribución que haremos a las distintas categorías.

El presupuesto es tremendamente útil para la consecución de nuestros objetivos. Si estás en fase de creación de un fondo de emergencia, la mayor parte de tus ahorros debería ir dedicados a este apartado; mientras que si ya cuenta con dicho fondo, puede que quieras empezar a construir tu previsión para inversiones; y dentro de ellas hacer distintas partidas dependiente de nuestros propósitos.

Aunque esto es modificable dependiendo de cada unidad familiar, con el único objetivo de plantear un modelo base con el que empezar podríamos asumir la regla 50/30/20 como distribución en porcentajes de nuestros ingresos:

  • Gasto fijos: 50%
  • Ahorro o Inversión: 30%
  • Gastos variables / Ocio: 20%

Obviamente lo ideal es dedicar lo mínimo para gastos y lo máximo para ahorro e inversión. Esto quiere decir que si tenemos una buena capacidad económica y nuestros ingresos superan por mucho a nuestros gastos, no es necesario “inventarse” nuevos gastos para cubrir este 50%. Lo ideal sería dedicar lo restante al ahorro e inversión.

Estos porcentajes los podemos observar en términos generales y como digo, simplemente suponen un marco en el que reflejarse. Si no podemos ahorrar un 20 o un 30% de nuestros ingresos, como mínimo deberíamos trabajar por ahorrar al menos el 10%. La mejor manera de lograrlo es paganos a nosotros mismos primero; en cuanto tengamos un ingreso, destinamos automáticamente el 10% y dejamos el resto para sufragar gastos u otras necesidades.

Otra mucha gente prefiere modificar estas asignaciones y decide destinar un porcentaje de sus ingresos en formato donaciones para ayudar en las causas que considere. Podemos dejar un porcentaje del total para este tipo de adjudicación según nuestros intereses. La idea es que este porcentaje recoja cualquier ámbito no incluido en las otras categorías.

Inversión

Invertir tiene que ver con la compra de activos que se espera que generen rendimientos futuros.

¿En qué invertir? Como dice Sergio Fernández en su libro “Libertad Financiera”, cuando tú mismo u otras personas te hagan esa pregunta la respuesta siempre será: “en uno mismo, en tu educación, hasta que dejes de preguntártelo”.

Y es que para invertir hay que tener, además de dinero, conocimiento. Si una inversión te parece muy arriesgada básicamente será así porque no la conoces lo suficiente. Entonces, estúdiala a conciencia hasta que puedas minimizar al máximo su riesgo. El riesgo que asumimos es directamente proporcional a nuestro conocimiento. Cuanto más conocimiento tengas, más capacitado estarás de encontrar buenas oportunidades y mayor probabilidad de éxito tendrán tus inversiones.

Un punto muy importante y que tiene que ver con mantener unas expectativas realistas es que no hace falta ser inversor a tiempo completo. Lo ideal es comenzar a invertir compaginándolo con tu trabajo principal y poco a poco hacer crecer ese otro apartado, tu plan B. 

Como ya enumeramos previamente, existen distintos activos con los que poder desarrollar nuestra actividad inversora. El primer paso debería ser decidir sobre cuál o cuáles nos vamos a especializar, y a partir de ahí, implementar estrategias que nos permitan obtener una alto grado de especialización.

De igual manera que no recomendaba tener una única vía de ingresos, podríamos traer ese mismo principio aquí y tratar de diversificar entre distintas vías de inversión. El objetivo sigue siendo que nuestra salud financiera no dependa exclusivamente del desempeño de un modelo de inversión.

¿Que sería lo ideal? Pues siguiendo con esto que acabo de comentar, lo idóneo sería tener una cartera diversificada compuesta por inversiones de todo tipo: instrumentos financieros, bienes inmuebles, negocios, etc.

En este libro trataremos específicamente el apartado de inversiones en activos financieros. El objetivo es que logres adquirir los conocimientos básicos para que puedas enfrentarte al mercado con las mejores garantías.

Los 3 pasos antes de comenzar a invertir

  1. Trabajar por aumentar ingresos y reducir gastos.
  2. Eliminar deuda mala.
  3. Ahorrar para crear el fondo de emergencia.

Determinar su perfil inversor

Uno de los primeros pasos que todos deberíamos hacer como inversores es determinar nuestro perfil de inversor ya que éste nos ayudará a la hora de buscar los productos financieros que mejor se adecúan a tus necesidades.

Como la inversión conlleva asociado de manera inherente el riesgo, es de vital importancia conocerse a uno mismo con respecto a la relación que tiene con él.

El perfil inversor categoriza a la persona dependiendo de su grado de aversión al riesgo. La aversión al riesgo es la preferencia del individuo por evitar la incertidumbre y ésta puede variar dependiendo de muchos factores: salud financiera, capacidad de ingresos, conocimientos e incluso los prejuicios, entre otros.

Una persona que no está dispuesta a asumir grandes riesgos y que prioriza la seguridad se categoriza como adversa al riesgo y por tanto debería buscar inversiones que tengan unos ratios de riesgo y rentabilidad menores. No es real estar dispuesto a buscar una alta rentabilidad sin asumir al mismo tiempo un riesgo igualmente algo.

De manera inversa, aquel inversor propenso al riesgo se caracteriza por tener una mayor capacidad de aguante en momentos difíciles. Serenidad que lo habilita para poder buscar inversiones con una rentabilidad (y riesgo) mayor.

Generalmente se recomienda analizar la situación financiera actual, los objetivos financieros y el tiempo dispone para lograrlos para determinar el perfil. Pero esto en ocasiones puede resultar demasiado teórico; y es que el papel lo aguanta todo. Mi recomendación es que piense y determine qué cantidad considera significativa y cómo se sentiría si actualmente la estuviera perdiendo por una inversión. Este sencillo ejercicio podrá orientarle acerca de qué perfil se adecúa más a usted y qué instrumentos financieros buscar.

Si siente que no podría aguantar emocionalmente una pérdida de algunos cientos de euros, muy probablemente no está preparado para una inversión donde se necesite asumir cierto riesgo.

Si es de las personas que alguna vez ha invertido en algún producto que su banco le ha vendido, y se ha puesto nervioso por ver pérdidas latentes de veinte o cincuenta euros, su perfil sería muy adverso al riesgo y puede que incluso la inversión sencillamente no sea para usted.

Es importante reflexionar sobre el riesgo que se asume en las inversiones y analizar si es compatible con su situación financiera y su disponibilidad a aceptar pérdidas en caso de que se produzcan.

Protección

El objetivo de este apartado de la fórmula financiera es aportarle tranquilidad y bienestar.

La mejor manera de proteger nuestras finanzas personales al menos en un primer plano es eliminando la deuda y teniendo liquidez disponible que nos proteja de eventos inesperados (fondo de emergencia). Con esta primera protección podremos salvar la situación de eventos de gravedad moderada como accidentes, robos, pérdidas de empleo, etc.

Pero hay que ser conscientes de la posibilidad de vivir situaciones de extrema gravedad que pueden ocasionarnos un desequilibrio financiero total, como pueden ser invalidez o fallecimientos,  la pérdida de la vivienda e incluso la pérdida del patrimonio debido a algún hecho que genere responsabilidad civil.

Para poder hacer frente a este tipo de riesgos se requiere de una segunda capa de protección, la cual va a estar compuesta básicamente por seguros privados. Los seguros deben diseñarse a medida dependiendo de la edad, estado civil, dependientes familiares, ingresos, patrimonio, salud, etc. de cada persona.

Seguros patrimoniales y de responsabilidad civil

Los seguros podemos categorizarlos en los que protegen tu patrimonio desde el punto de vista de garantizar una indemnización por pérdidas materiales de bienes de tu propiedad; y los que protegen en caso de que se produzcan reclamaciones por responsabilidad civil en que pueda incurrir el asegurado por daños a terceros con actos de los que sea responsables.

A continuación se nombran algunos de los más importantes:

Seguros patrimoniales

  • Seguros de vida. Provee protección frente al fallecimiento y la invalidez del asegurado siendo los beneficiarios sus familiares más allegados. Importante que incluya cobertura para hacerse cargo del préstamos pendientes de pago, como una hipoteca.
  • Seguros de hogar. Protege contra los daños materiales que afecte a continente y contenido de la vivienda asegurada. Este tipo de seguro debería incluir al menos cobertura contra incendios, inundaciones, robos y rotura de cristales entre otros.
  • Seguros de crédito. Te protege del riesgo de impago de tus clientes o deudores vinculadas a las transacciones comerciales a crédito realizadas por tu negocio.
  • Seguro de protección de alquiler. Asegura la cobertura contra el impagos del inquilino, actos vandálicos, apropiación indebida.

Seguros de responsabilidad civil

Seguros que garantizan el patrimonio personal contra reclamación por los perjuicios económicos, materiales o personales causados al cliente como consecuencia de errores o negligencias cometidas en el desarrollo de la actividad profesional.

Cómo evitar posibles estafas

Este apartado no trata de proteger el capital de forma directa, pero sí indirectamente. Me gusta decir siempre que igual de importante es ganar dinero como lo es no perderlo. Y en este segundo apartado cae esta categoría.

A continuación voy a presentar una serie de huellas que nos pueden alertar de estar ante un posible vendehumos o directamente ante un estafador.

La fórmula mágica

Últimamente y gracias a la innovación tecnológica internet se ha inundado con una oferta masiva de productos y servicios sobre prácticamente cualquier cosa. Han aparecido gurús de la nada prometiéndonos el Santo Grial sobre eso que te gustaría conseguir.

El mensaje más recurrente que suelen utilizar los vendedores más agresivos es presentar su producto con una fórmula mágica que combina éxito, rapidez y facilidad. Así, directamente. Consigue lo que quieras de manera sencilla en muy poco tiempo. Si escuchas este eslogan promocionando cualquier producto o servicio, sal corriendo.

Sólo hace falta aplicar un poco de sentido común para llegar a la conclusión de que este enfoque no tiene fundamento y que se trata a todas luces de algo engañoso e irreal. Dominar una materia y alcanzar un alto grado de especialización requiere de muchas horas de estudio así como de experiencia; todo lo opuesto a lo que prometen con este enfoque.

Ten en cuenta que si algo fuera tan fácil de hacer, todo el mundo lo haría y ganaría mucho dinero. Esto sencillamente no es así. 

Estilo de vida

Es otro de los factores en común que tienen aquellos que venden algo con el único objetivo de obtener el dinero de la gente sin aportar valor alguno.

Se trata de persuadir atacando a instintos básicos como el deseo de tener una mejor vida. Algunos hacen referencia directa a bienes materiales “¿Quieres tener un coche como este y vivir una vida de ensueño?” y otros apelan a ellos de forma indirecta grabando con un buen paisaje de fondo. En definitiva es la misma estrategia basada en la neurociencia aplicada a la venta: implementar ciertos estímulos para activar la parte emocional del cerebro y ejecutar el proceso de compra de manera impulsiva.

En mayor o menor medida todos estamos expuestos porque gran parte de estos estímulos los recibimos de manera inconsciente. La clave aquí para evitar posibles estafas es es ser consciente de la utilización de este tipo de estrategias. Ningún vendedor honesto que te ofrezca un producto o servicio apelará al estilo de vida para conseguir la venta, se esforzará en hacerte ver el valor diferenciado que tiene su producto y del cual podrás beneficiarte si lo compras.

Expectativas realistas

En la mayoría de casos nosotros mismos tomamos pésimas decisiones de compra simplemente porque estamos guiados por un marco conceptual que es totalmente erróneo.

Son muchas las personas que se interesan por este mundo del trading y la inversión que ven factible la posibilidad de hacer dinero rápido y sin mucho esfuerzo, lo que les lleva a caer en las redes de aquellos vendedores que atacan esos mismos puntos gatillo para activarlos emocionalmente. Ellos mismos se retroalimentan.

Mantén unas expectativas realistas, bajas diría yo. Es la única manera de sobrevivir al mercado un tiempo significativo. Si crees que te vas a hacer rico aquí, mejor ni empieces, porque la desilusión será enorme.

Yo siempre comento a quien me pregunta que ni lo intente directamente. Las probabilidades (como así dicen las estadísticas) es que pierda el dinero. No hay necesidad. La cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo que se requiere hasta que (si has tomado un buen camino) empiezas a ver la luz son desalentadoras. 

Y esto simplemente haciendo referencia a ser rentable en términos absolutos; es decir, a no perder dinero. Cosa muy distante del lema de “vivir del trading”.

Este es otro punto interesante. Que seas rentable no quiere decir que seas rico. Para obtener grandes retornos se necesita en primera instancia bastante capital. Estamos hablando de unos cuantos cientos de miles de euros (siempre y cuando mantengas una gestión del riesgo adecuada, obviamente). Así que la cosa deja de parecer tan sencilla.

La enfoque más lógico y sensato es acudir al mercado una vez que ya se tiene cierta estabilidad financiera, una vez que se tiene una importante fuente de ingresos y ciertos ahorros, con el único objetivo de intentar rentabilizarlos. Y ya está, no venir pensando que nos vamos a hacer ricos aquí invirtiendo.

Actitud crítica 

Analiza, estudia y compara con objetividad. Infórmate acerca del vendedor, ¿Cuál es su experiencia? Si buscamos que alguien nos enseñe sobre alguna materia esperamos que sea reconocido y que podamos evaluar de algún modo su trabajo. Buscar referencias debe ser fundamental antes de dar el paso para la compra de producto o servicio.

Aprovéchate también de las opiniones de otros clientes. Hoy en día es prácticamente imposible controlar todo lo que dice una audiencia, así que investiga qué opiniones tienen otros clientes que ya compraron el producto. Pero contrasta estas opiniones porque puede haber intereses ocultos detrás y en ocasiones puede que estén de alguna manera manipuladas.

Examina con cuidado el mensaje que manda el vendedor. Si dice que te va a hacer lograr que vivas de tus inversiones, pregúntate primero si él vive de ello. Este es uno de los filtros más básicos que tendríamos que valorar ya que nos dará una imagen fiel de la honestidad del “experto”.

Mucho ojo con todo lo que va acompañado de “gratis”, generalmente si es gratis es porque el producto eres tú. Libros, clases, cursos, seminarios, etc. cualquier medio es válido para conseguir tu atención en primer lugar, seducirte e intentar venderte algo el última instancia. Es lo que se conoce en Marketing como embudo de ventas. Se trata de un proceso compuesto por distintas etapas por el que se guía al potencial cliente con el único objetivo de ejecutar la venta.

Un verdadero profesional de la materia crea escuela, es innovador y aporta un valor diferenciado nunca antes visto. Esto es importante tenerlo en cuenta porque la mayoría de productos que se venden por internet son simplemente contenidos copiados de otras fuentes con un pequeño lavado de cara. Pregúntate si quien te está intentando vender su producto es alguien referente y seguido por otros profesionales del sector.

A la hora de contratar cualquier producto o servicio, identifica posibles conflicto de intereses. Esto aplicaría fundamentalmente a la hora de abrir cuenta con algún bróker, contratar algún producto bancario o incluso si tienes intención de asesorarte financieramente por un profesional.

En definitiva se trata de mantener una actitud crítica ante la vida en general y en lo que respecta al trading muy en particular. Esta es una industria muy maltratada por algunos y hay que andar con “pies de plomo” para no caer en según qué trampas.

Es por tanto necesario hacer nuestro trabajo como consumidores. Tenemos todas las facilidades del mundo para hacerlo ya que en internet no tienes ninguna barrera. Aprovechemos estas condiciones para mejorar nuestra toma de decisiones.

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